Una vida nueva en tierras lejanas
Hola Lotte,
Ya pasó más de un año desde que llegamos a Argentina, invierno de 1830, y a veces todavía no lo puedo creer. Es como si viviéramos en un lugar raro, todo es distinto pero uno tiene que seguir caminando igual. Esta tierra es tan lejana y diferente a la nuestra que a veces me siento confundida, buscando con los ojos el techo de madera de nuestra casa en Múnich, esperando escuchar las campanas del pueblo, y en cambio lo que hay es un sol fuerte que entra por la ventana y un gallo que canta demasiado temprano.
Vivimos en un pueblito donde hay otras familias alemanas como nosotros. Compartimos comidas, historias y momentos graciosos. Como cuando cenábamos en familia y nos reíamos de las anécdotas de Elli o cuando salimos a caminar y nos moríamos de frío pero la pasamos bien juntas. Entre todos tratamos de sostenernos, de recordar de dónde venimos, de no olvidar las palabras en alemán que se nos escapan poco a poco entre tanto español. El idioma español es difícil , no te voy a mentir. A veces siento que me pierdo en las charlas, que no entiendo ni lo que me están ofreciendo ni lo que me están preguntando. Por ejemplo, el otro día me dijeron ¿quiere mate? y yo entendí ¿queres madera?. Pero los vecinos son buenos, y muy pacientes. Nos enseñan palabras, nos invitan a sus casas, nos muestran cómo sembrar en esta tierra pesada que se pega a los zapatos y a las manos.
Hans no está muy feliz, pero bueno no le queda de otra. ¿Te acordás que tenía el pelo largo?, bueno se pelo, le molestaba mucho el pelo en su trabajo. El trabaja mucho en el campo, lo veo llegar cada noche, cansado pero con la mirada iluminada de vernos a nosotras. Me dice que esto vale la pena pero no está muy feliz. Acá Greta va a crecer sin miedo, con un futuro que en Alemania ya no podíamos ni imaginar.
Greta te extraña muchísimo, ya es gigante. Hace poco le hicimos el cumpleaños de ocho añitos, crecen tan rápido. Hizo una amiga que se llama Juana. Es hija de unos criollos que viven cerca. Ellas no ven fronteras ni diferencias. Juegan, se ríen, inventan canciones en una mezcla rara de español y alemán que solo ellas entienden. Las veo desde la puerta de casa y pienso que capaz ellas sí puedan pertenecer a este nuevo mundo sin dejar atrás el antiguo .Quizás los nenes no pertenecen a un solo lugar, sino a todos los lugares donde alguien los quiere. Y acá nos están queriendo. Acá el pueblito donde estamos es bastante grande. La casa es muy acogedora pero hace mucho frío, en este invierno nos estamos muriendo de frío.
Yo por ahora estoy en una panadería, la verdad me va muy bien. ¿Estoy feliz haciendo esto? La verdad que si, en Múnich ni siquiera me imaginaba que iba poder trabajar, y menos dedicarme a lo que me gusta.
A pesar de todo, hay cosas que me duelen. Extraño Alemania, Lotte. Extraño el pan oscuro y crujiente de la panadería, las campanas que marcaban el paso del tiempo, las caminatas por el bosque húmedo y silencioso. Acá todo es más ruidoso, más desordenado. Pero también hay belleza: las empanadas calientes recién salidas del horno, la música alegre del pueblo los fines de semana, el cielo inmenso lleno de estrellas. Trajimos pocas cosas, pero todas llenas de significado: una Biblia, una foto de nuestros padres, un pañuelo bordado por la abuela, y tu muñeca de trapo. Greta duerme con ella todas las noches. La abraza como si así pudiera tenerte cerca, como si ese pedacito de tela y recuerdos la conectara con vos, con lo que fuimos, con todo lo que dejamos atrás.
No es fácil, Lotte. Hay días en los que todo parece demasiado. Pero también hay días lindos, en los que el sol brilla de una manera distinta y uno siente que tal vez sí, Argentina es dura, sí, pero también generosa. Nos está dando una oportunidad, y nosotros estamos aprendiendo a vivir sin dejar de ser quienes somos.
Ojalá pronto podamos vernos. Me encantaría que vengas, que veas este mundo nuevo con tus propios ojos. Greta pregunta por vos todos los días. Me haría tan bien verte, abrazarte, reírnos como antes. Te mando un abrazo enorme,
Con cariño, tu hermana Ellie.
Alma Herner